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Erich Fromm - Psicología nazi (parte 2): Hitler como catalizador del resentimiento en la sociedad.

En muchas ocasiones se ha insistido sobre el origen del nazismo en el Tratado que las potencias vencedoras otorgaron a Alemania, el Tratado de Versalles. La mayoría de los alemanes se sentían hondamente descontentos e injustamente tratados por ese tratado, pero mientras la clase media reaccionaba con amargura, la clase obrera mostraba mucho menos resentimiento hacia esto. El “resentimiento nacionalista”, usado especialmente por la clase media, se constituyó entonces como el motor de una racionalización con la que proyectaba su inferioridad social como inferioridad nacional. Esta proyección es evidenciada perfectamente en el desarrollo personal de Hitler, ya que él era el típico representante de la baja clase media, un don nadie que no tenía perspectivas de futuro y que hizo su propia racionalización en símbolos nacionales.
Por entonces los propietarios se veían enfrentados en un parlamento en el que el cuarenta por ciento de los diputados era socialista y comunista. Un parlamento en el que la mayoría defendía ideas contrarias a los intereses económicos de la clase media suponía una amenaza y, por lo tanto, afirmaron que dicho parlamento no funcionaba, cuando lo que realmente sucedía es que funcionaba perfectamente ya que allí estaban representados los intereses de las distintas clases sociales.
La eficiencia de Hitler se debió a que combinaba las características del pequeño burgués resentido y lleno de odios, con las del oportunista dispuesto a servir a los intereses de los grandes industriales. Miles de pequeño-burgueses, que tal como se estaba dando las cosas tenían muy pocas posibilidades de ganar dinero, obtenían ahora como miembros de la burocracia nazi un gran incremento de poder y prestigio que las clases superiores se vieron obligadas a compartir con ellos. Consiguieron muchos empleos que fueron quitados a los judíos y al resto de enemigos políticos. Los que no consiguieron “pan” si que obtuvieron, cuando menos, circo. La satisfacción emocional derivada de espectáculos sádicos y de una ideología que le otorgaba el sentimiento de superioridad sobre el resto de la humanidad era suficiente para mantener satisfechas las vidas de aquellos que se habían empobrecido cultural y económicamente.
Después de la llegada de Hitler al poder hubo otra motivación para el mantenimiento de la lealtad al régimen nazi y es que el gobierno de Hitler se identificó con Alemania por lo que oponerse al nazismo significaba en aquella época oponerse a la patria misma. Ya sabemos que la idea de sentirse abandonado por el grupo es una de las más fuertes cuando se habla de temores del individuo en una sociedad. Es así, entonces, como esto supuso un cierre para limitar en lo posible las vías de pensamiento divergente.

2 comentarios:

Dizdira Zalakain dijo...

Me parece un análisis muy interesante del ascenso del nazismo, que mezcla factores sociales, económicos y psicológicos. Lo que me ha puesto los pelos de punta es que hay párrafos enteros que se podrían aplicar a la situación actual: la crisis económica y de valores, la xenofobia, la manipulación mediática, la ausencia práctica de diferencias entre el proletariado y la pequeña burguesía...
En fín, el panorama es bastante desalentador. Se está formando el caldo de cultivo idóneo para que surjan este tipo de iluminados. En España tuvimos episodios parecidos con Gil y Gil y Ruiz-Mateos que no pasaron de payasadas. Pero el caldo de cultivo aun no era el adecuado. Ahora ya lo está siendo y los "payasos" como Jiménez-Losantos empiezan a adoptar un tinte siniestro del que carecían sus predecesores. Esa amenaza surge de ellos mismos y, sobre todo, de que cada vez cuentan con más apoyos, cada vez los demás políticos e ideólogos se acercan más a sus posiciones.
Saludos.

. dijo...

Exacto. Yo creo que uno de los errores más frecuentes es pensar que lo que sucedió en el nazismo es algo asilado que no tiene nada que ver con la situación actual o con lo que ha pasado en otras épocas. Es muy fácil vivir en la ilusión del progreso. Desde esta óptica parece que cada época supera a la anterior y que la gente que vivió antes sólo eran pobres desgraciados comparados con la gente de la actualidad. Es fácil decir "ellos son los malos" y nosotros somos los "buenos". En realidad los mismos valores que sustentaron al nazismo se pueden ver disfrazados con distintos ropajes hoy en día.

Tanto en las líneas generales de Hitler como en el nazismo veo una cierta coherencia (aunque pueda parecer demencial decir esto). Pienso que eso tiene mucho que ver con que me resulte más interesante que otros fascismos. En España, por ejemplo, la dictadura franquista me parece mucho más chabacana. Franco no pasaba de ser un ultraconservador de provincias venido a más por las circunstancias y la avidez. Carecía del odio y del instinto necrófilo de Hitler que le confería esa siniestra coherencia. Pienso que al difunto Gil y Gil creo lo metería en este último saco. Su codicia y su estupidez fue lo que le perdió. Al fin y al cabo no era nada más que un mafioso ignorante y codicioso que cegado equivocó a quién podía golpear. A grupos fuertes de poder le puede preocupar poco si usas una ciudad para hacerla un nido de corrupción, pero ya no van a pasar porque intentes desplazarlos de su status. Ruiz-Mateos tampoco está en un caso muy distinto. A Jiménez-Losantos apenas lo he escuchado pero por lo poquito que le he visto diría que no es más que un desquiciado. En este sentido asume las características fundamentales de la mentalidad conservadora, la negación de todo y el consiguiente odio.

Lo más gracioso es que gente con tanto poder económico sea tan estúpida. Creo que casos así derriban mitos como el de que los ricos lo son porque son más inteligentes. Quizás en el fondo sea lo que dijo y demostró Tales de Mileto. Que los filósofos pueden ser inteligentes en el plano material ordinario pero que como no es su propósito rara es la ocasión en la que lo hacen.

Berlusconi también está en parámetros similares a los de los otros elementos. Él mismo ha dicho por su propia boca que “porque estamos en una democracia, que si no haría las cosas a mi manera”. Evidentemente que sujetos como estos pululen y tengan poder recuerda que un estado totalitario no es tan lejano. De hecho, en algunos sentidos, ya lo estamos viviendo.

Gracias y saludos

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