Si entendemos el inconsciente como un mundo interior formado por una larga lista de represiones de pensamientos, de sentimientos, de percepciones,… sobre los que no hemos tenido apenas control, tendremos que pensar que llevarlos a lo consciente es algo necesario para poder comprender lo que somos y corregir las direcciones equivocadas en las que nos hayamos encaminado.
El subconsciente, no sólo se ha formado a expensas de nuestra consciencia, sino que también pone fuertes impedimentos a que lo modifiquen. Para ello los sentimientos o pensamientos que nos guían desde el inconsciente ejercen su influencia mediante lo que Freud denominó “resistencia”, que es fundamentalmente el emotivo rechazo a admitir la existencia de lo reprimido. Precisamente la resistencia es más intensa y se muestra más claramente cuando a la reacción frente al tema reprimido se le une el enfado o incluso la agresividad, frecuentemente buscando eliminar al mensajero para así seguir manteniendo oculto o inconsciente el mensaje que alude al tema reprimido.
Entre las estrategias de defensa del inconsciente para salir a la luz existen los siguientes tipos generales:
La “proyección”, que funciona alejando de la consciencia una inclinación o percepción considerándolas como el impulso de otra persona. De esta manera mantenemos la unión con lo reprimido pero dejamos de vivirlo como algo propio. Por ejemplo, si sentimos un intenso odio hacia todas las personas, mediante la proyección podemos llegar a creer que son ellas las que nos odian a nosotros. Algo que frecuentemente delata la existencia de proyecciones en una persona es la inmunidad que se concede a sí mismo sobre los mismos temas que censura duramente en los demás, por lo que en las personas con un ego que busca preponderancia frecuentemente la proyección se constituye en una necesidad habitual y casi obligatoria, ya que el narcisismo implica una devaluación de los demás.
En el “desplazamiento”, en cambio, el elemento que se ha reprimido suele salir a la luz. Entonces, por seguir con el caso anterior, el odio sale a la luz pero en otro destinatario. Si fuese el caso de tener odio hacia la madre, éste se puede transformar en misoginia hacia todas las mujeres. De la misma manera esto funciona con necesidades humanas básicas reprimidas. Entonces, por ejemplo, si se siente necesidad de amor fraternal y no se encuentra destinatario en ninguna persona, ello se puede desplazar hacia un animal de compañía.
Mediante la “trasformación en lo opuesto”, eliminamos sentimientos que tienen raíz en la ira en su contrario. Siguiendo con el caso del odio hacia los demás ello se podría transformar en una actitud servicial hacia todo el mundo. Quien haya visto la serie de televisión “Los Simpson” podrá ver en Ned Flanders una representación de este proceso.
También mediante la “confrontación con uno mismo” se desarrolla otro de los mecanismos habituales de cambio de destinatario de la rabia hacia los demás. Retomando nuevamente el caso del odio hacia los otros, éste se transformaría en agresividad contra sí mismo mediante diversos procedimientos. Puede ser atormentándose, culpabilizándose, etc…
El subconsciente, no sólo se ha formado a expensas de nuestra consciencia, sino que también pone fuertes impedimentos a que lo modifiquen. Para ello los sentimientos o pensamientos que nos guían desde el inconsciente ejercen su influencia mediante lo que Freud denominó “resistencia”, que es fundamentalmente el emotivo rechazo a admitir la existencia de lo reprimido. Precisamente la resistencia es más intensa y se muestra más claramente cuando a la reacción frente al tema reprimido se le une el enfado o incluso la agresividad, frecuentemente buscando eliminar al mensajero para así seguir manteniendo oculto o inconsciente el mensaje que alude al tema reprimido.
Entre las estrategias de defensa del inconsciente para salir a la luz existen los siguientes tipos generales:
La “proyección”, que funciona alejando de la consciencia una inclinación o percepción considerándolas como el impulso de otra persona. De esta manera mantenemos la unión con lo reprimido pero dejamos de vivirlo como algo propio. Por ejemplo, si sentimos un intenso odio hacia todas las personas, mediante la proyección podemos llegar a creer que son ellas las que nos odian a nosotros. Algo que frecuentemente delata la existencia de proyecciones en una persona es la inmunidad que se concede a sí mismo sobre los mismos temas que censura duramente en los demás, por lo que en las personas con un ego que busca preponderancia frecuentemente la proyección se constituye en una necesidad habitual y casi obligatoria, ya que el narcisismo implica una devaluación de los demás.
En el “desplazamiento”, en cambio, el elemento que se ha reprimido suele salir a la luz. Entonces, por seguir con el caso anterior, el odio sale a la luz pero en otro destinatario. Si fuese el caso de tener odio hacia la madre, éste se puede transformar en misoginia hacia todas las mujeres. De la misma manera esto funciona con necesidades humanas básicas reprimidas. Entonces, por ejemplo, si se siente necesidad de amor fraternal y no se encuentra destinatario en ninguna persona, ello se puede desplazar hacia un animal de compañía.
Mediante la “trasformación en lo opuesto”, eliminamos sentimientos que tienen raíz en la ira en su contrario. Siguiendo con el caso del odio hacia los demás ello se podría transformar en una actitud servicial hacia todo el mundo. Quien haya visto la serie de televisión “Los Simpson” podrá ver en Ned Flanders una representación de este proceso.
También mediante la “confrontación con uno mismo” se desarrolla otro de los mecanismos habituales de cambio de destinatario de la rabia hacia los demás. Retomando nuevamente el caso del odio hacia los otros, éste se transformaría en agresividad contra sí mismo mediante diversos procedimientos. Puede ser atormentándose, culpabilizándose, etc…
7 comentarios:
Como siempre interesante el post,clarificante en muchos aspectos,la unica duda que me quedaria seria lo del cambio del odio por una actitud servicial,quizas porque no soy fan de los Simpson y no puedo apreciar el comportamiento de Ned Flanders,lo demas si lo entiendo la personificacion(atribuirlo a otra persona),afecto desmedido quizas hacia animales como sustitutos de lo que carecemos,la generalizacion de odios aunque el o la causante sea solo una persona,la agresividad hacia uno mismo.Saludos
El motivo es enmascarar las verdaderas emociones. Si se han padecido sufrimientos y el que aparezca rabia debido a ello ocasiona molestias o que se agrave el problema se puede buscar enmascararlo para que sea menos molesto. De ahí el ejemplo de lo que representa Flanders. Flanders tiene problemas a causa de sus padres, para no revivirlos se muestra muy servicial. Creo recordar que en un episodio conseguía revivir esa rabia contenida y así afrontar su problema.
Gracias y saludos.
El problema que tenemos aquí es el de siempre, el de la repetición de lo mismo y el de la representación del inconsciente. Éste no funciona como un teatro, sino como una fábrica, ¿y qué es lo que produce? Deseo. El inconsciente siempre se escapa de toda representación figurativa o de rol pre-asignado por discursividades de control y sujección del inconsciente. En el inconsciente no hay represiones si no es porque se haya producido, performativizado al decir de Butler, un Edipo que las disponga como tales. No hay nada escondido, a modo de sucio secretito, más bien hay bloqueos que canalizan el deseo hacia otras disposiciones. Y el mismo psicoanálisis es una disposición de deseo que, paradójicamente, odia el deseo. No hay resistencias para salir a la luz, más bien hay resistencias del (ya) sujeto psicoanalizado a decir "Basta, no interpretes más, no es eso". Pero todo será enmudecido en eso que dices sobre el "emotivo rechazo a admitir la existencia de lo reprimido", que es lo mismo que dar misa sobre el gran Sifnificante. Es un post triste, por ser el psicoanálisis una mueca horrenda hacia una sóla vida, y cierta psicología que se dice separada de esta religión que ya huele a podrida.
En cualquier caso, saludos. No tengo mucho tiempo para comentar, así que los posibles y amados "vacíos" que puedas encontrar se deben precisamente a lo que acabo de decir. Que no se busque nada más.
Gracias por la aclaracion,es una fobia como muchas la que tengo contra dicha serie.En cuanto al comentario anterior,sera que no entiendo nada pero no dice lo mismo que el post con palabras distintas?.Un saludo
Bufu: te agradezco tu comentario pero hay un par de cosas que no estoy seguro de entender. Son estos fragmentos:
"El inconsciente siempre se escapa de toda representación figurativa o de rol pre-asignado por discursividades de control y sujección del inconsciente."
"Y el mismo psicoanálisis es una disposición de deseo que, paradójicamente, odia el deseo"
María: Gracias por la visita.
Saludos para ambos
Según el psicoanálisis, el inconsciente no es una fábrica, sino un teatro. Más bien, las cosas que no se ven desde detrás del escenario. La primera y la segunda tópica de Freud no se corresponden al cien por cien, y puede que una parte del Id (la fábrica)sea consciente,porque no entre en confrontación con las estructuras de represión, y parte del ego y del superego siempre son inconscientes. Los mecanismos represivos tienden a enmascararse ellos mismos dentro de nuevas represiones, no son conscientes, y sin embargo no fabrican nada, son parte del ego.
La existencia de factores que no controlamos en la persona es innegable, ahora mismo nadie se puede atrever a decir que no existe "algo inconsciente", procesos mentales sin que tengamos que centrar la atención en ellos, o que simplemente se nos escapan, incluso a veces que podemos, de alguna forma, reprimir. De ahí a que exista esta clase de estructura mental hay un cacho muy grande, y está claramente demostrado que las teorías pulsionales hidráulicas de Freud son falsas.
Un saludo
La educación mecaniscista que recibió y algunos factores más (por ejemplo su condición de burgués) determinaron lo que comentas de lo absurdo de sus conceptos "hidráulicos".
Saludos
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