Teniendo en cuenta las claras tendencias necrófilas de Hitler cabría pensar en algún tipo de desorden serio en, al menos, alguno de sus progenitores. Sin embargo tanto Klara Hitler como Alois Hitler parecían gente de lo más común, estable y sin ninguna característica marcada de necrofilia.
El padre de Hitler, aunque no gozaba de la simpatía de la madre, no parecía salirse del perfil típico de hombre de familia de la época. Fue una persona hecha a sí misma que supo abrirse camino en la vida casi desde la nada. Con muchos esfuerzos ascendió de oficial de baja graduación a una posición mejor “recaudador superior de aduanas”. Se podría decir que era un hombre egoísta sin unas intenciones desinteresadas respecto a su mujer. Es decir, sólo se preocupaba por ella en los aspectos que concernían a su propia vida, cosa que no lo diferenciaba del promedio de los hombres de la sociedad de su época. De hecho disfrutaba tanto con su mujer como con otras con la que se relacionó, al tiempo que gustaba del vino pero sin alcanzar nunca el grado de alcohólico.
Se podría decir que Alois poseía un carácter autoritario que ponía por encima de todo el deber y la responsabilidad. Según los datos que nos han quedado no parece que este perfil autoritario se realizase nunca en algún tipo de agresión sobre Adolf, aunque es cierto que reñía fuertemente con él cuando lo consideraba necesario. En cuanto a su ideología era claramente anticlerical y liberal. De hecho se interesaba mucho por la política. Sus últimas palabras, poco antes de morir, fueron una expresión enojada contra los “negros”, que así llamaba a los reaccionarios clericales. Aparte de esto sería de destacar su afición por la apicultura. Siempre tuvo intención de tener una pequeña granja de apicultura para dedicarse a estos fines, cosa que finalmente pudo realizar.
La madre era una mujer sencilla que no había recibido instrucción pero que gozaba de simpatía y que, como solía ser habitual en el perfil promedio de mujer de su época, se sentía feliz de poder realizarse en su entorno familiar. Quizás en este rasgo de su carácter es en lo que se le podría encontrar una mayor pega porque su excesiva indulgencia fue sin duda una de las bases que llevo a Adolf a tener el convencimiento de ser una persona única. El hecho de que el trabajo del padre lo mantuviese la mayor parte de la primera infancia de Hitler fuera del hogar familiar propició que el influjo de la madre sobre Adolf fuese total y, en este sentido, seguramente decisivo. La característica fundamental de este influjo fueron los constantes y exclusivos mimos que Adolf recibió desde su nacimiento hasta los seis años (fecha en la que nació su hermano). Unido a esto se podría afirmar la total indulgencia de la madre respecto al hijo. Estos dos factores desembocaron en una actitud pasiva y narcisista (su madre decía sobre Adolf: “el obra como si estuviera solo en el mundo”). Hitler no necesitaba demostrar ninguna cosa porque el cariño y condescendencia de su madre le confirmaba que era maravilloso sin necesidad de hacer nada. Esto creó una actitud dominante del hijo sobre la madre y los berrinches de Adolf servían para que la madre hiciese lo que a él le parecía. En cuanto a esto se podría decir que la relación también fomentó una fase semiautista ya que para Adolf no era decisivo relacionarse con el resto del mundo al tener sus necesidades cubiertas por su madre.
Esta primera fase terminó a los seis años. Pese a que podría pensarse que el nacimiento del hermano menor podría crear la habitual incertidumbre sobre las expectativas de cariño del mayor sobre la madre, hay que decir que Adolf se mostró en esa época feliz por el nacimiento de su pequeño hermano. Lo que resultó más decisivo fue la renuncia de su padre al puesto de la aduana y su traslado a Hafeld. Además, también en esta época, debió de comenzar a acudir a la escuela y fue aquí donde por primera vez se vio obligado a obedecer.
En cuanto a la relación con la madre hay que decir que, pese a ser intensa, siempre tuvo un “cariz frío” y poco afectuoso (algo similar a lo que se representa en algunas religiones donde la madre pasa a ser el símbolo de la muerte o del caos). Esto es algo relativamente poco frecuente ya que las vinculaciones intensas con la madre (incestuosas o no) suelen ser “cálidas”. De forma similar a esta primera relación en su época adulta trasladó el papel de madre a la “madre patria” y buscó con ella la unión en la muerte. Este hecho podría explicar que el nacimiento de su hermano no significase ningún trauma importante para Adolf. De igual manera su desinterés por la madre se ve en que, pese a que la operaron de cáncer y al poco murió, él partió para Viena. Es verdad que Klara le intentó ocultar lo mal que estaba, pero también es cierto que él lo aceptó y no intentó saber cómo estaba de verdad visitándola en Linz (cosa que no le representaba problema de dinero o de otro tipo).
El padre de Hitler, aunque no gozaba de la simpatía de la madre, no parecía salirse del perfil típico de hombre de familia de la época. Fue una persona hecha a sí misma que supo abrirse camino en la vida casi desde la nada. Con muchos esfuerzos ascendió de oficial de baja graduación a una posición mejor “recaudador superior de aduanas”. Se podría decir que era un hombre egoísta sin unas intenciones desinteresadas respecto a su mujer. Es decir, sólo se preocupaba por ella en los aspectos que concernían a su propia vida, cosa que no lo diferenciaba del promedio de los hombres de la sociedad de su época. De hecho disfrutaba tanto con su mujer como con otras con la que se relacionó, al tiempo que gustaba del vino pero sin alcanzar nunca el grado de alcohólico.
Se podría decir que Alois poseía un carácter autoritario que ponía por encima de todo el deber y la responsabilidad. Según los datos que nos han quedado no parece que este perfil autoritario se realizase nunca en algún tipo de agresión sobre Adolf, aunque es cierto que reñía fuertemente con él cuando lo consideraba necesario. En cuanto a su ideología era claramente anticlerical y liberal. De hecho se interesaba mucho por la política. Sus últimas palabras, poco antes de morir, fueron una expresión enojada contra los “negros”, que así llamaba a los reaccionarios clericales. Aparte de esto sería de destacar su afición por la apicultura. Siempre tuvo intención de tener una pequeña granja de apicultura para dedicarse a estos fines, cosa que finalmente pudo realizar.
La madre era una mujer sencilla que no había recibido instrucción pero que gozaba de simpatía y que, como solía ser habitual en el perfil promedio de mujer de su época, se sentía feliz de poder realizarse en su entorno familiar. Quizás en este rasgo de su carácter es en lo que se le podría encontrar una mayor pega porque su excesiva indulgencia fue sin duda una de las bases que llevo a Adolf a tener el convencimiento de ser una persona única. El hecho de que el trabajo del padre lo mantuviese la mayor parte de la primera infancia de Hitler fuera del hogar familiar propició que el influjo de la madre sobre Adolf fuese total y, en este sentido, seguramente decisivo. La característica fundamental de este influjo fueron los constantes y exclusivos mimos que Adolf recibió desde su nacimiento hasta los seis años (fecha en la que nació su hermano). Unido a esto se podría afirmar la total indulgencia de la madre respecto al hijo. Estos dos factores desembocaron en una actitud pasiva y narcisista (su madre decía sobre Adolf: “el obra como si estuviera solo en el mundo”). Hitler no necesitaba demostrar ninguna cosa porque el cariño y condescendencia de su madre le confirmaba que era maravilloso sin necesidad de hacer nada. Esto creó una actitud dominante del hijo sobre la madre y los berrinches de Adolf servían para que la madre hiciese lo que a él le parecía. En cuanto a esto se podría decir que la relación también fomentó una fase semiautista ya que para Adolf no era decisivo relacionarse con el resto del mundo al tener sus necesidades cubiertas por su madre.
Esta primera fase terminó a los seis años. Pese a que podría pensarse que el nacimiento del hermano menor podría crear la habitual incertidumbre sobre las expectativas de cariño del mayor sobre la madre, hay que decir que Adolf se mostró en esa época feliz por el nacimiento de su pequeño hermano. Lo que resultó más decisivo fue la renuncia de su padre al puesto de la aduana y su traslado a Hafeld. Además, también en esta época, debió de comenzar a acudir a la escuela y fue aquí donde por primera vez se vio obligado a obedecer.
En cuanto a la relación con la madre hay que decir que, pese a ser intensa, siempre tuvo un “cariz frío” y poco afectuoso (algo similar a lo que se representa en algunas religiones donde la madre pasa a ser el símbolo de la muerte o del caos). Esto es algo relativamente poco frecuente ya que las vinculaciones intensas con la madre (incestuosas o no) suelen ser “cálidas”. De forma similar a esta primera relación en su época adulta trasladó el papel de madre a la “madre patria” y buscó con ella la unión en la muerte. Este hecho podría explicar que el nacimiento de su hermano no significase ningún trauma importante para Adolf. De igual manera su desinterés por la madre se ve en que, pese a que la operaron de cáncer y al poco murió, él partió para Viena. Es verdad que Klara le intentó ocultar lo mal que estaba, pero también es cierto que él lo aceptó y no intentó saber cómo estaba de verdad visitándola en Linz (cosa que no le representaba problema de dinero o de otro tipo).
2 comentarios:
bastante cierto todo esoo... me interesa mucho este tema, hitler!
soy psicologaa y te basas en cosas bastante concretas y reales, ke no me habia dtenido a pensar.
Hitler fue una persona super dotada que desde temprana edad lo demostro.
cabe señalar que tuvo frustraciones y entro en conflicto, ya que se le denego su sueño ke era ser pintor/artista y lo rechazaron varias veces en una academia, tan importante como bellas artes en la cd de México, esste es otro factor ke contribuyo a las actitudes ke tomo.
tambien no fue reconocido x su padre hasta mucho despues, de hecho no tenia su apellido hasta años despues..
saludoss y kiero leer la continuacion!
Hola annie:
Me alegro mucho de poder compartir inquietud respecto a este tema. Lo cierto es que comprender el funcionamiento de su personalidad ayuda a desmitificarlo y a saber ver por qué tuvo las equivocaciones que tuvo. Además el que Hitler ascendiese al poder le otorgó una inmensa influencia sobre miles de personas, con lo que desde el punto de vista histórico también resulta interesante.
Muchas gracias y saludos.
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