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El culturalismo y la crítica de Freud

Habitualmente suelo decir que me interesa la psicología pero no me suelen gustar los psicólogos y no sólo esto, me molesta la falta de “perspectiva metafísica” que suelen demostrar. Intentaré explicarme.
Un amplísimo sector de población es susceptible de conseguir la titulación de psicología. ¿Únicamente consiguiendo esta titulación hace que ellos sean eficientes psicólogos?, definitivamente no. ¿Cuál es el motivo fundamental de esto? La enajenación que el ser humano vive en la actualidad y que lo encauza por paradigmas materialistas es lo que preforma la perspectiva que tendrá el psicólogo. Dicho de otra forma, si antes de tener la titulación se era un descerebrado después de conseguirla fácilmente se puede terminar siendo un descerebrado con título.
Por supuesto no todos los psicólogos caen en este problema y hay muchos que merecen el elogio de su trabajo (afortunadamente), pero desde luego hay una gran cantidad de gente que llega a este ámbito condicionada por una sociedad enajenada que los ha configurado para que ellos sean lo que la sociedad quiere. Aunque explicar este punto sería amplio (y además está comentado indirectamente en otras entradas de este blog) se puede dar algún ejemplo que sirva a modo de ilustración. Por ejemplo, la visión mecanicista del funcionamiento de las disciplinas que trasmite la sociedad, y que tiene como principal pretexto la propia ciencia (nada mejor que la maximización de la ciencia para aparentar verdad absoluta), condiciona el modo en que un psicólogo de esta tendencia se enfrentará a un problema. En muchas ocasiones terminará reduciendo los problemas psicológicos a una suma de sustancias mediante las cuales se puede reinsertar al individuo dentro de lo que la sociedad espera. Teniendo en cuenta que la sociedad actual dista mucho de estar sana utilizar este criterio sólo conduce a una salud ilusoria. El individuo podrá ser productivo o útil a la sociedad pero generalmente será improductivo consigo mismo. La tranquilidad no proviene de su propia salud, proviene de que la oveja se ve integrada en el rebaño.
De esta forma he visto gente moralmente viciada que entraba por la puerta de la facultad en estas condiciones y salía prácticamente en las mismas. Habían acumulado una serie de datos durante los años de estudio pero seguían respondiendo al mismo paradigma que la sociedad les había proporcionado. ¿Qué sucede entonces? Sucede que si una persona ejerce de peluquero y no está cualificada cortará mal el pelo, lo que puede ser molesto pero no nos destruirá como personas. En cambio un psicólogo está en una situación de poder mucho mayor. Cuando alguien solicita ayuda profesional de un psicólogo generalmente se encuentra en algún tipo de estado de indefensión, y si además de esta vulnerabilidad se encuentra con malos consejos sus problemas se pueden multiplicar fácilmente. El daño es mucho mayor que en el caso del peluquero y por supuesto la típica indicación de que se “acuda a un psicólogo” se puede traducir en realidad no sólo en un fracaso de las metas esperadas, sino también en una extensión exponencial de los problemas originarios.
Aunque esta clase de ideologías tiene muchas veces como fuente a la sociedad en la que ha crecido el individuo en cuestión también sustenta su fuerza en el creador del psicoanálisis. La perspectiva materialista, que Freud heredó fundamentalmente de Ernst Von Brücke, y que redujo las pasiones humanas a necesidades fisiológicas o biológicas en lugar de comprender que los impulsos humanos más fuertes no se encauzan a la supervivencia física (cuando dicha supervivencia no está seriamente amenazada), sino que buscan una solución que resuelva su conflicto existencial, sigue vigente amparada por una sociedad a la que le es más conveniente optar por una perspectiva mecanicista en lugar de comprender la verdadera dimensión del ser humano.
Dentro de este marco materialista impulsado por el creador del psicoanálisis han surgido los neofreudianos, también llamados culturalistas o revisionistas, que tienen en común el hacer énfasis en los datos sociales o culturales que los tradicionales freudianos proponiendo una revisión de la doctrina original en busca de una perspectiva menos superficial que cuadre con la dimensión humana. Karen Horney, Harry Stack Sullivan o Erich Fromm han sido algunos de los principales representantes en Estados Unidos de este sector. Fromm delimitó los terrenos en los que la teoría de Freud debía de ser revisada. Propone los siguientes:
1-Cambio de la perspectiva filosófica: del materialismo mecanicista, o bien al materialismo histórico y al pensamiento evolutivo, o bien a la fenomenología y al existencialismo.
2-Comprender de forma distinta lo que es conocimiento de una persona y lo que es conocimiento en las ciencias naturales.
3-El cambio en la idea del hombre. En vez del “hombre máquina” aislado, establecer el ser humano como fundamentalmente social, con pasiones y afanes originados en la existencia humana.
4-Una orientación humanista que asuma la identidad del potencial de los hombres junto con la aceptación incondicional del otro, por no ser distinto a mí.
5-Un entendimiento sociocrítico del conflicto entre el interés de casi todas las sociedades en la continuidad de su sistema y el interés del hombre en el máximo desarrollo de sus potencialidades.

4 comentarios:

Maria C dijo...

Interesante y creo bastante claro,el tema de quien solo pasa por la universidad creo es universal,por aqui la sicologia deja bastante que desear,es mas negocio que profesion,la lastima como decis es que no son precisamente peluqueros,el cabello vuelve a crecer pero la mente de algunos queda atrofiada para el resto de su vida.Saludos

. dijo...

Es triste ver que en muchos centros médicos se trata al paciente simplemente como una pieza del engranaje. Lo peor es que ese engranaje está movido en muchas ocasiones por personas cuyo interés es casi exclusivamente económico. El resultado acaba siendo inevitablemente malo al no haber un mínimo de empatía e interés genuino por el paciente.

Saludos

Dizdira Zalakain dijo...

Como el artículo me parece impecable me limitaré a contarte una batallita personal. Yo estudié Pedagogía, pero durante los 3 primeros años tenía varias asignaturas comunes con los estudiantes de Psicología. Aunque pensaba que la Psicología debería ser una carrera más seria, más "científica" que la mía, me sorprendió comprobar que el nivel de los alumnos -salvo exxcepciones- era incluso inferior al que tenían los de Pedagogía. Después he conocido a gente más joven que yo que estudia la carrera -algunos ya la han aprobado- y la cosa no ha hecho más que empeorar.
He tenido incluso el "privilegio" de asistir al proceso de elaboración de toda una tesis doctoral, ya que su autora me pidió que le prestara el ordenador y la impresora -éramos compañeras de piso. Me quedé estupefacta: la hizo en cuatro tardes a base de cortar y pegar cosas de internet y haciendo unas pruebas ridículas con un medidor de pulsaciones a amigos y familiares -yo fui uno de los sujetos experimentales. Ni que decir tiene que aprobó y no con mala nota. Tengo que aclarar que era de las que decía "me se", "trompezar" y ni en épocas de exámenes se perdía Operación Triunfo. En la actualidad trabaja con niños paralíticos cerebrales. Y sus padres vivirán tranquilos pensando que dejan a sus hijos en manos de una profesional.
Saludos.

. dijo...

Si fuese un caso aislado la historia sería simpática. La pena es que ni es un caso asilado ni, como dices tú, creo que le haga mucha gracia a la gente que tenga que necesitar los servicios profesionales de esa chica.

La trampa es simple. Como el sistema está tan podrido el nivel de exigencia queda al mismo nivel. Es decir, se puede terminar una carrera universitaria siendo un completo inepto, o incluso algo peor. Y no sólo eso, además de quedar al mismo nivel está completamente alienado. Vomitar en exámenes lo que se olvidará en dos semanas, repetir como un loro lo que te dicen, etc..Esta ha sido una de mis sorpresas y decepciones del paso por la universidad. He visto de cerca a muchos estudiantes que socialmente se podrían considerar brillantes y que, en realidad, eran unos ineptos, unos miserables, o las dos cosas a la vez. Ver la codicia o la lascivia de un destacado estudiante de derecho puede ser algo que pueda no afectar demasiado, pero cuando ves lo mismo en estudiantes de medicina que en pocos años estarán ejerciendo de médicos te hace recordar que el trasfondo de lo que muestra la sociedad está podrido. Y si esto está podrido no puedes esperar nada más que una fachada, no una persona eficiente.

Como ves, con todo este panorama, creo que pasa a un segundo plano que alguien tenga titulaciones en psicología para poder hablar sobre el tema. Un miserable que haya terminado la carrera sólo será un miserable con un título. Sorprendentemente el conocimiento no le hará más libre, le dotará de herramientas para hacer más daño y obtener más lucro. Personalmente prefiero escuchar a alguien que le preocupe verdaderamente lo que habla.

Gracias y saludos

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