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La concientización de Paulo Freire en la psicología social: Hacia una comprensión global de la disciplina.

Paulo Freire
Es necesario aclarar que la cuestión no es preguntarse qué puede hacer cada uno con la psicología, sino saber hasta dónde puede llegar el quehacer psicológico. Partiendo de esta premisa podremos adentrarnos en el verdadero significado y en las posibilidades que permite la psicología.
Observando en lo orígenes de la psicología podremos comprobar como la dirección principal ha sido circunscribir la disciplina al estudio de la conducta para, desde ahí, intentar descifrar lo que se halla dentro de la conciencia humana. La cuestión es que la conciencia no se encuentra únicamente formada por la forma personal de sentir y conocer de cada uno sino que, por el contrario, en ella reside también el impacto del reflejo de lo que es su ser y su hacer en sociedad. En esta comprensión de la conciencia se entroncaría con la “conciencia colectiva” de Durkheim. De esta manera, por ejemplo, aprender ya no es elaborar una serie de estímulos y respuestas, sino que supone la estructuración de una persona en su medio, que es en el que queda configurado su mundo.
A estas alturas comprenderemos que el concepto de “concientización” de Paulo Freire resulta básico para esta nueva perspectiva de la psicología. Freire formuló el concepto de “concientización” para describir el proceso de transformación personal y social que experimentan los oprimidos cuando se “alfabetizan” en su dialéctica con el mundo. Se hace necesario matizar que en este contexto la “alfabetización” supone saber comprender y recrear interna y personalmente la realidad al tiempo que se transforma. Esta progresiva interpretación y transformación del mundo que se da por parte del ser humano conlleva, al ampliar las miras, una liberación de las “cadenas opresoras” que constriñen la comprensión de la realidad al tiempo que se consigue un encuentro consigo mismo mediante la progresiva humanización.
Una vez aplicado el concepto de concientización a la psicología comprenderemos que el quehacer psicológico debe buscar la desalienación (tanto de personas como de grupos) para conseguir un saber crítico sobre uno mismo y sobre la realidad. En este sentido hay que apercibirse de que históricamente la psicología ha tratado los mecanismos que llevan a la persona a comportarse de forma enajenada pero ha marginado la enajenación social en el sentido de negar u obviar la comprensión de los factores que terminan convirtiendo a cada persona en opresor u oprimido. Por supuesto esta visión de la psicología no descarta el típico y tradicional análisis de la conducta, lo que hace es trascenderlo y completarlo mediante una comprensión global.

Artículo vinculado: Paulo Freire: "Pedagogía del oprimido".

2 comentarios:

Francisco dijo...

Hola blues.

Me cuesta trabajo pensar en una forma de poner en práctica el constructo de Freire. Parece muy idealista y abstracto y no le veo una aplicación pragmática directa. ¿Cómo lo aplicarías tú en un quehacer psicológico específico?

Saludos

. dijo...

Hola Francisco:

Me gustaría aprovechar lo que Habermas dice en “Teoría analítica de la ciencia y dialéctica” cuando entiende que "La sociedad debe de ser comprendida como una totalidad ( en la que el todo no es igual a la suma de sus partes). Freire, con su idea de la concientización, obliga a un desarrollo constante de la teoría desde la praxis. No a un posicionamiento estático de las ideas.

Esto se puede ver desde distintos aspectos porque, en realidad, la praxis tiene múltiples dimensiones. Por ejemplo, mientras que Freüd evitaba interactuar con el paciente (por ejemplo con el tema del diván ), Fromm mantenía que un analista no puede curar al analizado si, al mismo tiempo, no se curaba a sí mismo.

También me gustaría usar una cita de Piaget para intentar hacer comprender que todos nos vemos inmersos dentro de una "lateralidad" que, en la medida de lo posible, hay que buscar solucionar. Él decía: “un hombre de ciencia no es solamente un sabio, sino que al mismo tiempo es un hombre que adopta alguna actitud filosófica o ideológica.”. Así pues no hay que olvidar que todo intento de comprensión supone siempre una hermeútica que, en lo posible, hay que intentar superar. Me parece que es algo parecido a lo que citas en el artículo de tu blog sobre "El día del psicólogo" en el que aludes a la frase de José Bergamín: "...si yo fuera objeto, sería objetivo; como soy sujeto, soy subjetivo".

Saludos

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